Una fobia es mucho más que un simple miedo. Se desarrolla cuando la persona empieza a organizar su vida evitando aquello que le perturba, sea un animal, objeto, lugar o situación.
Se trata de un tipo de trastorno de ansiedad. El hecho de padecer una fobia implica la necesidad de evitar todo contacto con la fuente de la ansiedad ya que, de hacerlo o simplemente pensarlo, puede desencadenar los síntomas.
Si la causa de la fobia es un objeto o animal con los que, por lo general, no se deba tener contacto (como una serpiente) no afectará al día a día de la persona, pero por el contrario se padece una fobia como la agorafobia, sera difícil llevar una vida normal.
Tipos de fobias
Se pueden dividir en dos categorías principales: fobias simples y complejas:
-Fobias simples: son los temores sobre determinados objetos, animales, situaciones o actividades. Algunos ejemplos comunes incluyen: perros, arañas, serpientes, espacios cerrados, dentistas, animales voladores, etcétera.
-Fobias complejas: las fobias complejas suelen ser más incapacitantes que las fobias simples, ya que a menudo se asocian con un arraigado temor o ansiedad acerca de una circunstancia o situación particular. Dos ejemplos comunes son la agorafobia y la fobia social.
Las fobias afectan a diferentes personas de formas distintas. Algunas sólo reaccionan con ansiedad leve cuando se enfrentan con el objeto de su temor, mientras que otras experimentan ansiedad severa o un ataque de pánico severo.
La agorafobia es el miedo a estar en situaciones donde escapar puede resultar difícil, así como obtener ayuda si se precisa. Una persona con agorafobia puede tener miedo de: viajar en el transporte público, visitar un centro comercial y, en los casos más graves, salir de casa.
La fobia social es un miedo a situaciones sociales, como bodas, hablar en público, comer delante de personas, etc. Las personas con fobia social tienen un temor a situaciones embarazosas o de ser humillado en público.
Estos trastornos son más comunes de lo que se piensa. A menudo las fobias simples en la infancia desaparecen por sí solas al hacerse mayor y no causan problemas en la edad adulta. Las fobias sociales suelen comenzar durante la pubertad y la agorafobia después de los veinte años y, en ocasiones, se alargan durante muchos años.
Casi todas las fobias pueden ser tratadas y curadas con éxito. El tratamiento de las fobias simples implica la exposición gradual al animal, objeto, lugar o situación que provoca miedo. Esto se conoce como terapia de desensibilización o de auto-exposición.
El tratamiento de las fobias complejas a menudo requiere más tiempo e involucra terapias personalizadas de psicoterapia cognitivo-conductual. En ocasiones, el tratamiento puede requerir medicamentos para ayudar a las personas a afrontar los efectos de la ansiedad.
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